Cada año hay unos 2,5 millones de víctimas de la trata de personas que además son obligadas a distintos tipos de trabajos forzados, especialmente la prostitución, la explotación laboral en sectores como la industria textil y tareas domésticas.
Con motivo de la primera conferencia internacional de la ONU sobre la trata de personas, las Naciones Unidas han difundido hoy en Viena algunas cifras sobre este problema a escala mundial. Así, la mayoría de las víctimas tiene entre 18 y 24 años de edad, aunque se estima que 1,2 millones de menores caen en manos de las mafias internacionales.
El 95% de las víctimas sufre violencia física o sexual, y el 43% del total, en su gran mayoría mujeres, es forzada a la prostitución.
Un 32% de las víctimas sufren explotación laboral, en su mayoría mujeres y niñas, sobre todo en los sectores textiles, industriales y agrícola.
Por lugar de origen, de los 2,5 millones de personas traficadas, unas 250.000, o sea, el 10%, proceden de América Latina, y 1,4 millones, es decir, el 56%, proceden de Asia. El resto de las víctimas son de África, Europa del Este y Oriente Medio.
Según los datos ofrecidos por la ONU, 161 países aseguran verse afectados por el tráfico de personas, sea como país de origen, de tránsito o de destino. El negocio clandestino de la trata de personas y subsiguiente explotación laboral y sexual mueve unos 31.700 millones de dólares por año.
De este volumen total, unos 1.300 millones se generan en América Latina y el Caribe, aunque la mayor parte del negocio se encuentra en los países industrializados, con 15.500 millones de dólares, es decir, el 49% del total calculado.
Otro importante foco es Asia y el Pacífico, que genera 9.700 millones de dólares por año, mientras que Oriente Medio y el Magreb mueven 1.500 millones de dólares.
* EFE | VIENA
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Nota de CTsT: Aqui abajo podemos recordar un informe del diario «El Pais» de Madrid a fines del 2006, el cual no solo se mantiene en actualidad, sino parece que las mafias de prostitucion o trata de blancas han incrementado sus actividades. (CTsT)
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La Asociación para la Atención Integral de Mujeres en Situación de Riesgo (Aimur), nacida en Almería hace seis años, ha atendido a varios centenares de mujeres que han caído en las redes de la prostitución durante 2005. El servicio social, jurídico, sanitario y formativo que esta asociación sin ánimo de lucro ofrece a las mujeres culmina, en muy contadas ocasiones, con el regreso a sus países de origen. Una media de 30 casos anuales piden el billete de vuelta. Aimur se ha convertido en referente en Andalucía en su lucha por la abolición y erradicación de la prostitución. El 80% de las mujeres que atienden han sido víctimas de la trata de blancas.
A las mujeres que son atendidas por Aimur les invade el pánico. Aseguran que a una chica del Este la llegaron a tirar por la ventana por negarse a ejercer la prostitución; a otra, una colombiana de 17 años, la tuvieron desnuda en un patio a 3 grados de temperatura en un local de Sevilla.
Lo que se denuncia no es ni la milésima parte de lo que realmente sucede y muchas toman drogas o alcohol para poder soportar tanta vejación. «La denuncia cada día es menor porque el terror no las deja terminar de decidirse.
Por mucho que les expliquemos las ventajas es complicado. Cuando les ofreces una casa de acogida implica falta de libertad. Pasan de estar encarceladas en un club a estar recluidas por seguridad», explica la presidenta de Aimur, Mercedes Díaz.
Rumanas, rusas, brasileñas o colombianas son captadas por estas redes que las trafican y las «pasan» de un local a otro y por diferentes países hasta llegar al destino definitivo, de manera que al final del trayecto les hacen creer que la deuda acumulada sólo pueden saldarla vendiendo su cuerpo.
«Aunque nosotras las rescatemos, lo cierto es que hasta que no obtengan el permiso de residencia y un trabajo no pueden ganar dinero. En ese lapso de tiempo pueden pasar hasta cuatro meses y ellas necesitan trabajar y ganar dinero para enviarlo a su casa. Por eso hemos puesto una casa de estancia inmediata», apunta Díaz.
Para las que desean regresar a su lugar de origen, la asociación deriva a las mujeres que lo solicitan a Cruz Roja, o trabaja coordinadamente con la Organización Internacional de Migraciones. «Son pocas las que lo hacen porque en sus países pasan hambre, hay mucha corrupción e inseguridad», señala Díaz.
Aimur cuenta con dos unidades de calle compuestas por una trabajadora social y una mediadora que peinan las zonas de Aguadulce, Roquetas, Santa María del Águila, La Mojonera y otros núcleos del Poniente almeriense para ofrecer información a mujeres que están en recintos cerrados; otro equipo hace lo mismo en Almería capital y Níjar.
Estos mismos equipos, además de ofrecer un programa de salud a las mujeres que son prostituidas, realizan acompañamientos médicos junto con las intérpretes a los diferentes centros médicos. «Ellas no han sido prostitutas en la vida. Jamás la han ejercido en su país y no son portadoras de enfermedades, son receptoras», explica Díaz.
Para Aimur, la prostitución es una manifestación más de la violencia de género y, junto al servicio que prestan a las mujeres, también ofrecen charlas sobre igualdad, violencia de género y el mundo de la prostitución en Institutos de Enseñanza Secundaria durante el curso escolar.
La asociación dispone también de un centro de emergencia para mujeres víctimas de tráfico y un centro de día en el que se organizan talleres y charlas. «La mayoría de las mujeres andaluzas no estamos por la regulación de las prostitución. Es la opinión mayoritaria de las mujeres que trabajamos por la igualdad», remacha Díaz.