Censura potencia epidemia VIH en Rusia

 Las críticas se suceden en Rusia ante la ofensiva del gobierno contra los medios de comunicación, en particular los portales informativos de Internet especializados en salud que divulgan métodos de reducción de daños para usuarios de drogas.

Algunos opositores sostienen que el «silenciamiento draconiano» de los defensores de la salud pública puede empeorar una situación sanitaria ya riesgosa en el país. 

La campaña es «en torno a la metadona, lisa y llanamente», dijo a IPS la presidenta de la Fundación Andrey Rylkov, Anya Sarang. 

El sitio web de su organización, que se dedica a brindar información a usuarios de drogas intravenosas, fue clausurado a comienzos de este mes. 

La orden de darle de baja a ese portal en idioma ruso llegó el 3 de este mes del Servicio Federal de Control de Drogas del Departamento de Moscú, supuestamente para impedir «la colocación de materiales que publiciten el uso, distribución e incitación a la droga». 

Lejos de esos argumentos, la Fundación promueve las estrategias de reducción de daños y ha sido una manifiesta crítica de la prohibición impuesta por el gobierno ruso a la metadona. 

Su sitio web publicaba con frecuencia investigaciones nacionales e internacionales que demostraban que la metadona reduce el riesgo de VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) entre los usuarios de heroína y otros opiáceos, además de ayudar a las personas a continuar los tratamientos contra el sida y la tuberculosis. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la metadona es una sustancia esencial para tratar la dependencia de la heroína e impedir la transmisión del VIH reduciendo la práctica de inyectarse. Pero la política del gobierno de «tolerancia cero» a las drogas ilegales estancó el uso de la metadona en todo el país. 

Dado que actualmente Rusia tiene una de las poblaciones más grandes de usuarios de drogas inyectables en el mundo, así como una de las epidemias de VIH de más rápido crecimiento, la divulgación de esa información es esencial para mantener controlado el avance del virus. 

Algunos expertos estiman que para 2015 habrá casi 1,7 millones de personas infectadas con el VIH si las tendencias actuales siguen sin modificarse. Otros creen que incluso estas estadísticas oficiales son conservadoras. 

Se estima que 980.000 personas viven con VIH en Rusia. En algunas regiones, hasta 80 por ciento de los infectados con VIH contrajeron el virus a través de jeringas contaminadas, dijo a IPS la analista en derechos humanos Eka Iakobishvili, de la organización Harm Reduction International, con sede en Londres. 

«Durante años, defensores de los derechos humanos como la Fundación Andrey Rylkov sostuvieron que el colosal fracaso de Rusia en brindar servicios vitales a (los usuarios de drogas) es una violación a sus obligaciones bajo el derecho internacional de respetar, proteger y cumplir con el derecho a la salud», declaró Sarang a IPS. 

«La campaña del gobierno contra los activistas por la salud pública ahora convirtió el asunto en una (violación a nuestra) libertad de expresión también», agregó. 

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) incluyó el tratamiento universal para las personas que viven con VIH/sida entre sus Objetivos de Desarrollo para el Milenio, a cumplir para 2015. 

Los activistas sostienen que el hecho de que Rusia no permita informar o dar servicios que ayuden a los consumidores de drogas viola las leyes internacionales sobre derechos humanos y salud pública. 

«Nos preocupa mucho el cierre del sitio web, que es uno de los muy pocos en idioma ruso que brindan información precisa sobre el tratamiento (para usuarios de) drogas, en particular usando metadona», dijo a IPS el investigador Diederik Lohman, de Human Rights Watch (HRW). 

Para Lohman, el gobierno suele dar información errónea sobre terapias que utilicen la metadona, diciendo que son inútiles y peligrosas, pese a que la OMS, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/Sida (Onusida) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito recomiendan su uso por ser el método más efectivo. 

Como la Fundación es una organización de la sociedad civil, que responde directamente a las necesidades de la población local, «la clausura de su sitio web probablemente tendrá un doble impacto en la sociedad rusa», dijo Iakobishvili a IPS. 

«El primero sería (silenciar) la voz democrática que se opone a las actuales políticas del gobierno en materia de salud y justicia social. Y el segundo sería privar a miles de personas de información (vital) sobre temas de salud, que el sitio web brinda a diario», añadió. 

De hecho, Lohman cree que el gobierno ha exacerbado la epidemia de VIH/sida en el país al arremeter contra el debate público sobre intervenciones clave en cuestiones de salud. Miles de personas que murieron en los últimos años podrían haberse salvado si el gobierno hubiera permitido adecuados tratamientos y programas preventivos, planteó. 

Los académicos también están muy preocupados por lo que está ocurriendo en Rusia. 

Por ejemplo, Evan Wood, del Centro para la Excelencia en VIH/Sida y profesor de medicina en la canadiense Universidad de Columbia Británica, dijo a IPS que ahora se estima que casi uno de cada 100 adultos en el país es VIH positivo. 

Esto se debe, en buena medida, a que intervenciones científicamente probadas de prevención del VIH, como la metadona, son ilegales, añadió. 

Wood está convencido de que la decisión de las autoridades de censurar el sitio de la Fundación fue una clara violación a la libertad de información y es otro «ejemplo horrendo» de por qué la epidemia de VIH está tan arraigada en la región exsoviética. 

Según varios informes, Europa oriental y Asia central registran el crecimiento más rápido de casos de VIH en el mundo, y Rusia representa entre 60 y 70 por ciento de la epidemia. 

 

* Por Kester Kenn KlomegahMOSCÚ, Febrero 2012 (IPS)

Una estrategia viable contra el uso nocivo de alcohol

La adopción de la OMS de una estrategia mundial para reducir el uso nocivo del alcohol es histórica, no sólo porque es necesaria y largamente esperada, sino también por enfocarse en lo que es factible hacer para atacar el problema de inmediato.

A los estados que evalúan la pesada carga que representa el dañino consumo de alcohol, la OMS (Organización Mundial de la Salud) les proporciona a partir de este año elementos precisos y les da una guía para la acción inmediata.

En su plan estratégico recomienda trazar 10 objetivos, con una provechosa reelaboración de las políticas a seguir, en un terreno en el cual las soluciones planteadas hasta ahora han sido pocas y a menudo recurriendo a una amplia utilización de la proscripción.

También invita a una variada serie de participantes a la mesa de discusión, rompiendo con los tiempos en que la política sobre el alcohol se debatía en foros que excluían, por ejemplo, a la industria de la bebida, un sector que conoce mucho sobre la cuestión.

Esta agencia especializada de la Organización de las Naciones Unidas ha comprendido que «los productores de bebidas alcohólicas son actores importantes» para la estrategia diseñada.

Ellos son «especialmente alentados a considerar vías efectivas para prevenir y reducir el uso dañino del alcohol», indica.

Como presidente de una organización que ha estado trabajando con estos empresarios durante 15 años para reducir el consumo perjudicial de bebidas alcohólicas a escala mundial y para estimular el diálogo entre las distintas partes, me asocio a este llamado.

Aún más significativo es que la OMS esté animando a los gobiernos a enfrentar el uso dañino del alcohol como parte de una amplia y bien razonada estrategia. Los enfoques reguladores del pasado tuvieron a veces esas carencias.

En muchos países, aunque de forma bienintencionada, se adoptaron políticas simplistas para una cuestión compleja. Y en aquellos donde los recursos son escasos, muchas veces fueron usados para adoptar medidas que produjeron resultados decepcionantes o negativos.

De hecho, la OMS advierte una discrepancia «entre la creciente permisividad y disponibilidad para beber alcohol en muchos países de bajos y medianos ingresos y la poca capacidad que tienen para afrontar las cargas adicionales para la salud pública por ese consumo abusivo».

Para que tengan éxito, los enfoques deberían tener en claro que la cuestión no es el consumo sino el consumo dañino. Tampoco es la disponibilidad de alcohol por sí misma lo que resulta problemático, sino las consecuencias de beber «problemáticamente».

Por ejemplo, cuando los impuestos y los precios se elevaron fuertemente en un intento de restringir el consumo, con frecuencia se potenció el mercado negro. Así hemos visto desde Europa oriental hasta África y Asia-Pacífico demasiados daños a la salud y muertes cuando las personas recurren a alcoholes elaborados ilícitamente o a «sustitutos» inadecuados para el consumo humano.

Las investigaciones muestran en forma sistemática que los bebedores crónicos son los que probablemente menos reducen el consumo aunque aumenten los precios. Pasan a productos más baratos e incluso a beber en sus propias casas como forma de ahorro, pero no dejan ese hábito.

Incluso en los casos de prohibición completa, quienes están decididos a beber excesivamente seguirán haciéndolo.

Al contrario de lo que suponen muchos críticos de la industria del alcohol, es en este sector donde están algunas de las personas más preocupadas y entendidas sobre la lucha contra el consumo dañino.

Son quienes han participado en programas con gobiernos, comerciantes minoristas e instituciones educativas y de salud pública para evitar el alcoholismo de los menores de 18 años y otros usos perjudiciales del alcohol.

Un ejemplo es el trabajo de Acción Global Contra el Consumo Dañino de Alcohol, resultado de un compromiso colectivo hecho por directivos de importantes productores internacionales para concretar un esfuerzo significativo en este combate en el período 2010-2012, combinando acciones mundiales y locales.

Las iniciativas ponen énfasis en los países de bajos y medianos ingresos, enfocándose en el manejo del hábito de beber, la autorregulación de la venta de alcohol y el control del tráfico ilícito.

Esos esfuerzos siguen la misma línea de pensamiento de la estrategia de la OMS. Lo que se requiere es una serie de opciones de modo que diferentes países y comunidades puedan elegir la combinación de medidas apropiadas para sus respectivas realidades.

Esos enfoques deberán ser lo bastante razonables como para que actúen en la práctica y no sólo en la teoría.

Mucho se puede lograr en la medida en que los productores trabajen concertadamente con profesionales de la salud, gobiernos y sociedad civil para reducir el uso dañino.

El nuevo sentido que aportará una asociación entre todos los implicados en este problema con la guía de la OMS refuerza las posibilidades de éxito de una estrategia viable, que ya mismo se debe comenzar a ejecutar.

* Por Marcus Grant, Washington, Noviembre 2010 (IPS) -Marcus Grant es Presidente del Centro Internacional en materia de Políticas sobre el Alcohol (ICAP).