Ecuador moviliza a la diplomacia latinoamericana por el ‘caso Assange’

Ecuador va ganando aliados en su pulso con Londres después de que este jueves el Gobierno de Quito concediera el “asilo diplomático” a Julian Assange. Desde Santo Domingo, donde asiste a la toma de posesión del presidente dominicano, el canciller venezolano, Nicolás Maduro, ha rechazado la “arrogancia y la prepotencia” que a su entender ha mostrado el Gobierno británico al advertir de que no dejará salir de el país al fundador de Wikileaks. Además, organizaciones de naciones latinoamericanas como ALBA, UNASUR han anunciado reuniones de sus ministros de exteriores este fin de semana para tratar el asunto, mientras que la OEA lo decidirá hoy. En un comunicado, ALBA ya ha mostrado su apoyo a Ecuador y su rechazo a la «aberrante» posición británica.

«Todo el rechazo a la arrogancia, a la prepotencia que el Gobierno británico ha tenido en este caso amenazando de manera directa a un gobierno democrático, soberano y anunciando la posible violación del derecho internacional», ha dicho Maduro en unas declaraciones que recoge la emisora local Unión Radio. «Hacemos un llamamiento a la sensatez y a que se respete el derecho internacional», ha indicado el ministro venezolano al señalar que el asilo político es «una institución sagrada». «Esperamos que el Gobierno británico respete no solo el derecho internacional sino el derecho de asilo político que ha tenido este ciudadano», ha indicado.

Reuniones de organizaciones latinoamericanas

Nicolás Maduro, hoy en Santo Domingo. /ORLANDO BARRÍA (EFE)

En un tono similar, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América(ALBA) ha convocado para el sábado en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil una sesión extraordinaria de Ministros de Exteriores para analizar la «aberrante» amenaza de Reino Unido de asaltar la Embajada de Ecuador en Londres para detener al fundador de Wikileaks, Julian Assange. A través de un comunicado, el ALBA ha expresado «su más rotundo rechazo» a la amenaza a «la integridad» de la misión diplomática, al tiempo que ha reiterado su «indefectible solidaridad» con el Gobierno ecuatoriano. «El Gobierno británico ha sugerido que podría violentar la Convención de Viena sobre Privilegios e Inmunidades», ha denunciado, recordando que con ello «desconocería sus obligaciones internacionales». ALBA reúne a Venezuela, Ecuador, Cuba, Bolivia, Nicaragua, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda.

Por su parte, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur, que incluye a Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela) celebrará también, a petición de Ecuador, una sesión extraodinaria de su Consejo de Ministros de Exteriores el domingo en Guayaquil para «considerar la situación suscitada en la Embajada ecuatoriana en Londres», según ha anunciado la Cancillería de Perú en un comunicado.

Finalmente, la Organización de Estados Americanos (OEA) decidirá hoy si reúne a sus ministros de Exteriores el 23 de agosto para analizar las amenazas británicas. La representante ecuatoriana en el consejo permanente de la organización, María Isabel Salvador, y el peruano han solicitado la cumbre de cancilleres en una reunión de urgencia celebrada el jueves en Washington, según ha explicado el presidente del consejo permanente, el jamaicano Stephen Vasciannie. El organismovotará este viernes la iniciativa.

Por su parte, el embajador de Venezuela en la Organización de Estados Americanos (OEA), Roy Chaderton, ha instado a sus colegas regionales a «tomar muy en serio» la amenaza británica. «Estamos hablando de una potencia que tiene una tradición histórica del uso de la fuerza y de la violación del Derecho Internacional para instalar, promover, asegurar y proteger sus intereses», ha recordado.

El fundador de Wikileaks, que asegura que es víctima de una persecución política, se refugió el pasado mes de junio en la embajada para evitar su extradición a Suecia, donde se le acusa de abusos sexuales. Pero su mayor temor es ser a continuación extraditado a EE UU, donde considera que su vida corre peligro como responsable de lafiltración de miles de documentos secretos del Departamento de Estado.

 

*  Agencias, El País, 17 Agosto 2012

Sectores de la prensa ecuatoriana critican el asilo

Mientras el Gobierno del Ecuador otorgó el asilo político al hacker australiano Julián Assange, en meses pasados obligó al exilio al ex director de opinión de El Universo, Emilio Palacio. Esa es la reflexión que hizo ayer el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) para considerar “irónico” que el Gobierno del Ecuador decida proteger al fundador de WikiLeaks, mientras sigue “reprimiendo. a la prensa en su país.

 

Para el coordinador para las Américas del CPJ, Carlos Lauria, la posición del Gobierno ecuatoriano es totalmente contradictoria. “Ahora que Ecuador ofrece su apoyo a Assange sería bueno que empezara a escuchar las voces críticas, dentro y fuera del país, y que destrabara el flujo de información en su territorio”, añadió el portavoz del CPJ.

La posición de Lauria no fue la única que se recogió ayer a propósito de la concesión del asilo a Assange. Para la bloguera cubana Yoani Sánchez también es una paradoja que el pirata informático australiano, protagonista de una supuesta “cruzada por la información”, haya recibido asilo del Gobierno de Ecuador, que tiene una política “rígida y agresiva” hacia los medios de comunicación independientes.

“Un hombre que simbolizó a una especie de Robin Hood de la información ha terminado siendo cobijado en el castillo feudal de un Gobierno que evidentemente tiene una política rígida, agresiva hacia los medios de comunicación y la libertad de información», señaló Sánchez.

Desde Quito también surgieron las primeras reacciones. Vicente Ordóñez de la Unión Nacional de Periodistas (UNP) recordó que en el país están en suspenso las demandas de inconstitucionalidad contra el Código de la Democracia, que limita el trabajo periodístico durante época de elecciones. El oficialismo “debate un Código Penal en cual hay artículos que pretenden judicializar la actividad periodística y finalmente una Ley de Comunicación que afecta la libertad de expresión”.

“Lo de Assange es un discurso que no refleja la situación de la libertad de prensa en el país”, dijo Ordóñez. La misma reflexión tuvo anoche Diego Cornejo, director ejecutivo de la Asociación de Editores de Periódicos (Aedep), durante una entrevista en el canal CNN. Paúl Mena del Foro de Periodistas dijo que el periodismo ecuatoriano ha debido enfrentar desafíos por un tejido legal que busca cambiar el panorama de su trabajo. También refiere las críticas constantes del Gobierno hacia medios y periodistas, a través de su aparataje gubernamental de propaganda antimedios.

Con lo de Assange, “el Gobierno busca dar el mensaje de que el asilo tiene una posición a favor de la libertad de expresión, pero la pugna Correa-medios se mantiene”. OEA, Alba y Unasur revisan el caso y toman posiciones Los organismos regionales respondieron al llamado que hizo Ecuador, frente a la supuesta “amenaza” que lanzó el Gobierno británico en el caso de Julián Assange. Ante el pedido de Ecuador, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Alba y la Unasur analizarán en las próximas horas el tema y presentarán sus posiciones como bloques continentales frente al Reino Unido.

El primer organismo en reunirse fue el Consejo Permanente de la OEA, en Washington, pero no se adoptó ninguna resolución. Se espera que hoy se vote la propuesta ecuatoriana, de convocar a una reunión de de cancilleres, para el próximo jueves 23 de agosto. Otro organismo en responder fue la Alianza Bolivariana para las Américas (Alba).

El organismo integrado por Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Haití, mantendrá una reunión de urgencia el sábado en Guayaquil. Finalmente, el domingo, se realizará el encuentro de cancilleres de la Unasur. La cita también será en Guayaquil. El Legislativo se reunió en sesión extraordinaria 70 legisladores se reunieron anoche pasadas las 21:20 en el Pleno de la Asamblea Nacional para condenar el anuncio del Gobierno británico de ingresar a la Embajada de Ecuador en Londres, para arrestar a Assange. El presidente de la Asamblea, Fernando Cordero (Alianza País), adelantó que se suspendió el receso legislativo para “defender nuestra dignidad y soberanía”.

Según Cordero, la advertencia británica de ingresar a la legación nacional “es una amenaza; las amenazas no se pueden soportar”. Por ello, adelantó que en las próximas horas denunciará ante la Unión Interparlamentaria y el Parlamento Latinoamericano la amenaza del Gobierno británico. “No podemos permitir que se violen derechos humanos a pretexto de una ley de segunda categoría, que les permitiría violar la soberanía de un país para supuestamente cumplir un compromiso de la UE”. El Legislativo esperaba aprobar una resolución de respaldo al Gobierno ecuatoriano.

Alianza País presentó una propuesta para condenar la amenaza del Gobierno de Reino Unido de irrumpir en la Embajada de Ecuador en Londres. “Es un atentado a la soberanía y una violación de los principios del derecho internacional de la Carta de la ONU, la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas”. Esta resolución contaba con el apoyo de opositores. Hasta el cierre de esta edición (23:30), no se sometía a votación.

José Ayala Lasso. Ex canciller de la República   El arbitraje, una posible salida El memorando del Reino Unido a Ecuador fue un gran error. Incluso ese país ha tenido que rectificar en el sentido de que nunca hubo el interés de entrar a la Embajada y arrestar a Assange. Ese hecho ha generado una solidaridad americana.  Yo no dudo que las autoridades de ese país tomarán en consideración toda la jurisprudencia internacional sobre el asilo. Pero el Reino Unido tiene muy claro que esta figura no puede entenderse como una  protección contra la aplicación regular de las leyes.

Como ninguna de las partes cederá, habrá que buscar un arbitraje. Baltasar Garzón, abogado de Julián Assage  Londres  solo debe aplicar la ley Lo que tiene que hacer Reino Unido es aplicar las obligaciones diplomáticas de la Convención del Refugiado y dejarle marchar dándole un salvoconducto.

De lo contrario, acudiremos a la Corte Internacional de Justicia en la Haya. Hablé ayer en la noche con Julián. Estaba muy confiado en que le fueran a conceder el asilo, como así ha sido. Le vi muy tranquilo y fuerte de ánimo. Sabe que tiene la razón de su parte. Ahora   necesitamos conocer cuáles son las acusaciones y   la investigación que se sigue en Estados Unidos para garantizar sus derechos y debido proceso. Claes Borgström, abogado de las  dos denunciantes    El caso no  trata de Wikileaks Yo no entiendo todavía por qué se concedió el asilo a Julián Assange.

Esta decisión tiene motivaciones políticas de Ecuador. En este caso no hablamos  de Julián Assange como parte de la organización Wikileaks ni tampoco por su posición frente a  Estados Unidos, sino de que él está  acusado de violación y de agresión sexual.  Esta decisión   afecta a  mis  clientes, quienes desde hace  dos años  son consideradas como dos conspiradoras.  Aplaudo la determinación  del Reino Unido de  concretar la extradición, a pesar de la decisión del Gobierno de  Ecuador.
* Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO de Ecuador, Viernes 17/08/2012 

¿Por qué los periodistas y editores de USA convirtieron a Assange en un paria?

Julian Assange, el fundador de Wikileaks, está en las noticias nuevamente, esta vez después de que el exbanquero suizo Rudolf Elmer le hiciera entrega de los registros confidenciales de alrededor de 2.000 personas ricas que, según él, contienen evidencias de lavado de dinero y evasión fiscal. Elmer fue rápidamente declarado culpable de violar las leyes de secreto bancario de Suiza, pero pocos periodistas han exigido que Assange sea procesado por su papel en el asunto. Eso, al parecer, ocurre solo en los Estados Unidos.


Silencio hipócrita. Allí, en medio del debate sobre la continua divulgación de cables clasificados del Departamento de Estado de EE. UU., y mientras el Gobierno amenaza a Assange con la extradición y el enjuiciamiento, los periodistas respetados buscan apresuradamente un techo que les proteja.

Uno esperaría que los editoriales principales del New York Times, The Wall Street Journal y USA Today, por no mencionar todos los principales programas de televisión, defendieran el derecho de Wikileaks a publicar. En su lugar, todo lo que hemos oído es un silencio torpe, sordo e impresionantemente hipócrita… o peor.


La mayoría de los periodistas americanos entienden perfectamente que Assange no obtiene ilegalmente material clasificado; la parte con responsabilidad penal es quien entrega el material al sitio. Él no es el equivalente de Daniel Ellsberg, que en1971 entregó ilegalmente los Papeles del Pentágono, la historia secreta de las fuerzas armadas de EE. UU. en la guerra de Vietnam; más bien es análogo a The New York Times, que tomó la valiente y correcta decisión de publicar ese material .

Por otra parte, los periodistas estadounidenses saben perfectamente que ellos, también, trafican material clasificado constantemente; de hecho, muchos prominentes periodistas de EE. UU. han desarrollado lucrativas carreras haciendo exactamente lo que Assange. Cualquier cena en los círculos de los medios de comunicación de Nueva York o Washington tiene periodistas que muestran sus mercancías a posibles empleadores o que intercambian favores entre sí, al revelar información clasificada.


Hace poco en la CNN, se produjo un largo silencio cuando pregunté al analista legal Jeffrey Toobin –que llamaba a que se detuviera a Assange– si realmente nunca había manejado información clasificada. Eso es lo que hacen los periodistas serios, después de todo: su trabajo consiste en averiguar lo que los funcionarios de Gobierno no quieren revelar.

Los periodistas estadounidenses también saben que el gobierno clasifica la información sobre todo para ahorrarse verguenzas, o por conveniencia, más que por preocupaciones legítimas de seguridad nacional. Muchos de los libros más vendidos del periodista del Washington Post Bob Woodward, que lo han convertido en el periodista de prensa mejor pagado de Estados Unidos, se basan en información clasificada.


Entonces, ¿dónde están los llamados a la detención de Woodward? ¿Por qué todos estos periodistas, que reciben elogios y dinero por hacer lo que Assange ha hecho, mantienen un silencio cobarde (en mejor de los casos), mientras que un compañero de actividad se enfrenta a amenazas de extradición, prohibición y cargos de espionaje (que pueden implicar la pena de muerte), por no mencionar los llamados a su asesinato?
Una de las razones podrían ser los cargos contra Assange por delitos sexuales. Sin embargo, cualquier periodista serio sabe que los dos asuntos que no deben confundirse. El derecho a la libre expresión se aplica a pícaros y sinverguenzas, sórdidos personajes, e incluso criminales.


De hecho, los casos de libertad de expresión más famosos –los que se supone que muestran al mundo la fuerza y el poder moral de Unidos– implican la protección de expresiones y formas de discurso que la mayoría de la gente decente detesta.
Así, una vez más: ¿por qué los periodistas y editores de EE. UU. convirtieron a Assange en un paria? De acuerdo con Nancy Youssef, periodista de McClatchy Newspapers, la Comisión de Libertad de Prensa del Club de Prensa Extranjera de Estados Unidos en Nueva York declaró que Assange no es «uno de nosotros.» La Associated Press se niega a comentar sobre él. Y hasta el Club Nacional de la Prensa ha decidido no hablar públicamente sobre la posibilidad de que Assange puede ser acusado de un delito. En cambio, su defensa ha recaído sobre las organizaciones de la prensa extranjeras.

Ataque a la libertad. El caso Assange muestra que no es necesario un golpe de Estado para cerrar una sociedad abierta. Solo hay que realizar algunas tareas críticas clave. Una es intimidar a los periodistas, por ejemplo, acusando a un periodista de alto perfil de «traición» o poner en peligro la seguridad nacional a través de sus reportajes, y luego amenazándolo con la tortura, un juicio transmitido por los medios, o la detención indefinida. No se precisa hacer arrestos en masa ni amenazas adicionales, porque otros reporteros comienzan inmediatamente a limitarse y la autocensurarse… y a atacar al «traidor» de sus filas.


Hay otro sentido en el que, desde la perspectiva de los periodistas bien asentados en EE. UU., Assange «no uno de nosotros». El modelo de negocios del periodismo estadounidense está colapsando; la gente que debería estar defendiendo a Assange se enfrenta a reducciones de salarios o al desempleo, debido en gran parte al medio que él representa. Estos prejuicios interesados de los periodistas en contra de un medio del que no son los guardianes les impide admitir que Assange es un editor y no algún tipo de bloguero terrorista híbrido.

En esto, paradójicamente, se han vuelto como los indignados funcionarios del gobierno de EE.UU. que ahora amenazan a Assange y que además ya no son capaces de controlar el flujo de información. En su conducta hacia Assange, el gobierno de EE.UU. y los principales medios de comunicación estadounidenses arremeten contra el rostro de un futuro en el que no hay guardianes tradicionales, y todas las instituciones viven en casas de cristal.

Esta es la razón por la que perseguir a Assange es inútil y absurdo. Incluso si lo encierran para siempre, el mundo del futuro es un mundo Wikileaks.


Tratar de condenarle es como tratar de condenar a la primera persona que instaló un teléfono. En cinco años, todas las principales instituciones tendrán que dar respuesta ante su propia versión de WikiLeaks para que los contribuyentes, los accionistas, los miembros de las comunidades universitarias, y así sucesivamente, puedan ver lo que los guardianes tradicionales prefieren ocultar.

Cuando los intimidan, los periodistas solo pueden protegerse devolviendo el golpe como grupo. Y cuando es inevitable un cambio generado por la tecnología, la integración a una sociedad abierta debe ser una de las principales tareas del periodismo. Pero esa misión hoy parece haberse perdido en los Estados Unidos.


*  Por NAOMI WOLF en «NYT»  (Traducido por la Nacion el 31 enero del 2011)